Daniel 2 — Comentario del Libro de Daniel 2:1-12

DANIEL 2, LIBRO, COMENTARIO, ESTUDIO

2 El Sueño de Nabucodonosor

Una vez que se ha mostrado el origen de la sabiduría extraordinaria de Daniel, el hagiógrafo quiere probarla en un hecho concreto resonante, que iba a darle gran ascendencia en la corte babilónica. En este capítulo encontramos esbozadas las ideas teológicas del libro de Daniel, que se repiten constantemente en sus diferentes capítulos: a) la omnipotencia y supremacía del Dios de Israel, que comunica a Daniel una sabiduría superior a la de los magos; b) la sucesión de los grandes imperios está sujeta a la Providencia divina; c) sentido mesiánico de la historia: llegará un momento en que se implantará un nuevo reino judío, que sucederá a todos los reinos paganos. Estos no hacen sino preparar su venida, aunque sus protagonistas no lo sepan. De ahí la finalidad práctica del libro de exhortar a los judíos a permanecer fieles a su Ley, pues al fin han de triunfar, ya que las épocas de los imperios no son sino etapas de preparación de la manifestación del reino de Dios. La actual narración sobre el sueño de Nabucodonosor se parece en muchos detalles a la del Génesis sobre el sueño del faraón y su interpretación por José 1; pero en el caso de Daniel toda la interpretación es en función de una profecía mesiánica concreta; es decir, todos los imperios pasarán y a todos los sustituirá uno definitivo que no ha de pasar, el mesiánico judío, culminación de la historia.

Los magos, incapaces de interpretar el sueño (1-12)

1 El año doce del reinado de Nabucodonosor tuvo éste un sueño y turbóse en su espíritu, sin que pudiera dormir. 2 Hizo llamar el rey a magos y astrólogos, encantadores y caldeos, para que explicasen al rey su sueño. Vinieron, pues, y se presentaron ante el rey. 3 El rey les dijo: He tenido un sueño y estoy agitado, porque 110 sé ya cuál fue. 4 Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: Vivas para siempre, oh rey! Di a tus siervos el sueño y te daremos su interpretación. 5 Respondió el rey diciendo a los caldeos: Palabra segura de mi parte, si no me mostráis el sueño y su interpretación, seréis descuartizados, y vuestras casas convertidas en muladares, 6 mientras que, si me decís el sueño y su interpretación, recibiréis de mí dones y mercedes y mucha honra; decidme, pues, el sueño y su interpretación. 7 Respondiéronle diciendo por segunda vez: Diga el rey el sueño a sus siervos y le daremos su interpretación. 8 El rey respondió diciendo: Veo claro que ponéis dilaciones, porque veis que la cosa se me ha ido. 9 Si no me decís el sueño, caerá sobre todos vosotros la misma sentencia. De cierto que pretendéis prepararos para decirme falsedades y mentiras mientras pasa el tiempo. Decid, pues, el sueño y conoceré que sois capaces de darme su interpretación. 10 Los caldeos respondieron al rey, diciéndole: No hay hombre sobre la tierra que pueda decir lo que el rey pretende; jamás tampoco rey alguno, por grande y poderoso que fuese, exigió cosa semejante de mago, astrólogo o caldeo. 11 Lo que pide el rey es imposible, y no hay nadie que al rey pueda decírselo, a no ser los dioses, que no moran entre los hombres. 12 El rey, con ira y gran furor, mandó matar a todos los sabios de Babilonia.


La datación del sueño se pone en el segundo año de Nabucodonosor, lo que parece prematuro, supuesto que los jóvenes hayan pasado tres años de aprendizaje. Por eso muchos autores leen año doce del reinado de Nabucodonosor. El rey tuvo un sueño que le inquietó, y quiso saber su sentido de los adivinos o caldeos, que en la terminología de los autores griegos era sinónimo de astrólogo, por la importancia que los caldeos daban a los estudios sobre el curso de los astros en orden al gobierno de la vida. Tiránicamente, Nabucodonosor exige de ellos que le digan primero el sueño que tuvo y después su interpretación. Quizá lo había olvidado en los detalles o tenía sólo una idea general, o aparentaba no recordarlo para probar la sagacidad de sus magos y adivinos.

La pretensión era inaudita y despótica. Los magos le piden que les narre el contenido del sueño 2. La frase vivas para siempre, ¡oh rey! es la usual en los formularios cortesanos orientales, como expresión de buen augurio 3. La reacción del despótico monarca fue amenazarlos con la muerte y la conversión de sus casas en un muladar4. Al contrario, si le dan a conocer su sueño e interpretación, los colmará de honores y de mercedes, pues habrán probado su sabiduría de excelentes adivinos. La prueba era difícil y cae dentro de la verosimilitud en los modos despóticos de los monarcas orientales de todos los tiempos. Los magos reconocen que no pueden conocer los pensamientos íntimos de un hombre. Sólo pueden acudir a los medios adivinatorios normales (v.10).

La pretensión, pues, del rey era algo inaudito en los anales de la magia. La respuesta de los adivinos, perfectamente razonable, exacerbó la ira del tirano, el cual mandó matar a todos los sabios y magos. Debemos notar cómo el hagiógrafo destaca la inutilidad de los hechiceros paganos para que por contraste brille más la intervención de la ciencia oculta de Daniel. No cabe duda que en todas estas narraciones hay mucho de convencional, pues es fácil captar las ideas teológicas que presiden los relatos.