Daniel 2 — Comentario del Libro de Daniel 2:13-28a

DANIEL 2, LIBRO, COMENTARIO, ESTUDIO
Intervención de Daniel (13-28a).

13 Publicóse la orden, y ya iban a ser llevados a la muerte los sabios, y buscaban también a Daniel y a sus compañeros para matarlos. 14 Habló entonces Daniel avisada y prudentemente a Arioj, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia. 15 Habló y dijo a Arioj, capitán del rey: ¿Por qué esta orden del rey tan rigurosa? Entonces explicó Arioj la cosa a Daniel, 16 y Daniel, entrando al rey, le pidió que le diese tiempo y daría al rey la declaración. 17 Fue luego Daniel a su casa y comunicó el asunto a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, 18 instándoles a pedir al Dios de los cielos que les revelase aquel misterio para que no hiciese perecer a Daniel y a sus compañeros con el resto de los sabios de Babilonia. 19 Entonces el misterio fue revelado a Daniel en visión nocturna, por lo cual Daniel bendijo al Dios de los cielos,20 diciendo: Bendito sea el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suya es la sabiduría y la fuerza. 21 El es quien ordena los tiempos y las circunstancias, depone reyes y los entroniza, da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. 22 El revela lo profundo y lo oculto, conoce lo que está en tinieblas, y con El mora la luz. 23 A ti, Dios de mis padres, te confieso y te alabo, que me has dado sabiduría y fortaleza, y me has dado a conocer lo que te hemos pedido, y nos has revelado el secreto del rey. 24 Después de esto fue Daniel a Arioj, a quien había mandado el rey matar a los sabios de Babilonia, y le dijo así: No extermines a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, que yo le daré la explicación. 25 Llevó entonces Arioj prestamente a Daniel a la presencia del rey, y díjole así: He hallado a uno de los deportados de Judá que dará al rey la explicación. 26 Respondió el rey, diciendo a Daniel, a quien llamaban Baltasar: ¿Podrás tú declarar el sueño que vi y su interpretación? 27 Daniel respondió delante del rey diciendo: Lo que pide el rey es un misterio que ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos son capaces de descubrir al rey; 28 pero hay en los cielos un Dios que revela lo secreto y que ha dado a conocer al rey Nabucodono-sor lo que sucederá en el correr de los tiempos.


Daniel interviene ante decreto tan brutal, y habla con el capitán que iba a ser el que presidiría el piquete de ejecución, Arioj 5. La intervención del sabio hebreo es en extremo insinuante y prudente, de forma que logra convencer al capitán de que él puede interpretar lo que los magos babilonios no pudieron. El hagiógrafo tiene cuidado en notar que Daniel no fue consultado con el conjunto de los adivinos, porque su ciencia era muy superior. Es más, cuando Daniel se ofrece para interpretar, aún no sabe el sueño ni el sentido de él, pero tiene confianza absoluta en el poder de su Dios. Para 4 recibir la esperada comunicación divina se reunió con sus compañeros, para pedir juntamente la gracia extraordinaria a su Dios, por la que había de resplandecer la omnipotencia y providencia divinas. La plegaria fue escuchada al punto, y Daniel comprendió el misterioso sentido del sueño de Nabucodonosor. La primera reacción de Daniel fue dar gracias por la revelación comunicada (v.21).

Una vez más Dios se ha acordado de sus siervos, como lo había hecho con los antepasados de Israel. El Dios de los judíos es quien da sabiduría a los sabios y quien dirige el curso de la historia, entronizando y destronando reyes (v.21). Esta confesión alude ya al contenido de la revelación. Aunque el rey de Babilonia parecía firmemente establecido en su trono, sin embargo, llegará un día en que por designio divino será suplantado en su trono por otros reinos.

Después Daniel se ofrece para presentarse a Nabucodonosor y explicar su sueño. Ante el despótico monarca, el joven judío hace en el exordio constar que la revelación que va a comunicar no la ha obtenido por medios mágicos, como lo podrían hacer los demás adivinos babilónicos (v.27), sino que proviene del Dios que está en los cielos, que revela los secretos.