Daniel 2 — Comentario Bíblico


Daniel 2 — Comentario Bíblico

Daniel, jefe de los sabios caldeos (46-49).

Daniel 2 — Comentario Bíblico46 Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro y se prosternó ante Daniel, y mandó que le dieran ofrendas y perfumes. 47 Dirigió el rey la palabra a Daniel y dijo: En verdad que vuestro Dios es el Dios de los dioses y el Señor de los reyes y que revela los secretos, pues tú has podido descubrir este misterio. 48 En seguida el rey engrandeció a Daniel, y le hizo muchos y grandes dones, y le constituyó gobernador de la provincia de Babilonia, y le hizo jefe supremo de todos los sabios de ésta. 49 Daniel rogó al rey que diese la intendencia de la provincia a Sidraj, Misaj y Abed-Nego. Pero Daniel permaneció en la corte del rey.

El rey quedó profundamente impresionado con la revelación del sueño y de su sentido, y le dio honores divinos a Daniel. Este los acepta como homenaje a su Dios, de quien había recibido la sabiduría (v.28). Con su revelación se había manifestado la grandeza del Dios de Israel, reconocido por Nabucodonosor como Dios de todos los dioses.Toda la narración se ordenaba a este reconocimiento de la superioridad del Dios de los judíos. En premio a la interpretación se le nombra gobernador de la provincia de Babilonia, y éste pide la participación en el gobierno para sus compañeros, que le han ayudado con sus oraciones.

En todo esto salta a la vista el estilo convencional del relato, muy similar al del libro de Ester, donde se habla del encumbramiento de Mardoqueo. Todo parece suponer que nos hallamos ante una composición didáctica religiosa al estilo de los libros de Job, Ester, Judit y Tobías, en los que las narraciones en torno a un protagonista se amoldan para resaltar determinadas ideas religiosas. El autor del libro de Daniel, viviendo en tiempo de los Macabeos, compone una serie de relatos en torno al gran personaje legendario Daniel, en los que se destaca la providencia del Dios de los judíos sobre sus siervos a través de la historia.


NOTAS:

Cf. Gen 41. — 2 El texto dice en lengua aramea, lo que parece glosa debida a un copista posterior, que creía que la lengua de la corte babilónica era el arameo, como lo fue más tarde en la época persa. — 
3. Así entre los persas (CuRT., Hisíor. VI 5). Lo mismo en las cartas de Tel-Amarna. — 
4 Cf. 2Re. 10:27; Esd_6:11. — 
5 En Gen. 14:1 aparece un Arioj rey de Ellasar, o Larsa, en Mesopotamia (cf. Jdt. 1:6). — 
6 Cf. Isa. 2:2; Miq_4:1. — 
7 Cf. 4 Esd. 12:10-12; Flavio Josefo, Antiq. X 10:3; San Jerónimo: PL 25:504.530. — 
8 Cf. M. J. Lagrange: RB (1904) 5035; D. Buzy, Lessymbolesde l'Ancien Testament (1923) 266-80: RB (1918) 403-26; Dennefeld, Le Messianisme (1929) 173; J. Chaine, Introduction a la lecture des prophétes (1932) 260; M. Becher, Verbwn Domini (1924) 206-10. — 
9 Driver ve en los medos y los persas dos “reinos” diferentes. Cf. The Book of Daniel (1900) p.28-29 (Cambridge Bible). Pero en Dan_7:21 se identifican. — 
10 Dan_7:18s. — 
11 Sobre estas profecías de Daniel puede verse el artículo de A. Colunga Los vaticinios mesiánicos de Daniel: 21 (1920) 285-305. Saydón, siguiendo a Junker, se inclina a suponer que los cuatro famosos reinos no tienen un valor histórico, sino que la cifra de cuatro indica sólo la totalidad de los reinos que había de haber antes de la era mesiánica. Cf. Verbum Dei II p.625 (Barcelona 1956).